ENSAYO SOBRE TATUAJES DEL VIENTO‏

LA VIDA PARTIR DE LA MUERTE
La muerte nos acompaña, nos persigue, nos preocupa; es nuestra eterna compañera y no podemos escapar a ella, no solo porque nos llegará el momento de tenerla con nosotros, sino por todas las personas que vemos morir cada día y también, con toda posibilidad, las que mueren para que nosotros vivamos mejor.

Obviamente, a la mayor parte de nosotros nos es indiferente la muerte de muchas personas, únicamente cuando lo vemos en la televisión con bastante crudeza o muere alguien cercano tomamos conciencia de lo que es.

Normalmente no pensamos en ella, hasta que ya es demasiado tarde, no solo hay que aceptarla y asumirla, sino vivir con ella y tenerla siempre presente.

Mucho se ha escrito y varios temas se han creado en torno a ella; tal es el caso de la Divina Comedia, obra escrita por Dante Alighieri, ésta obra clásica nos muestra la muerte desde diferentes mundos: el infierno, el purgatorio y el cielo, nos ejemplariza de una manera muy analógica la vida vista con los ojos de la muerte, es decir, nos enseña que así como en la muerte hay varias fases para llegar a un estado supremo que es el cielo, en la vida también hay varios “pasos” para llegar a esa felicidad tan anhelada.

En esta obra, los pecados y tentaciones de los personajes son comparados con los de la vida propia, la lujuria, soberbia, avaricia entre otros son nombrados allí.
La muerte es necesaria para recordarnos todas las cosas importantes que tenemos en nuestras vidas y tener presente que puede llegar a cada momento, nos hace mucho más fácil perdonar, olvidar, darnos cuenta de las estupideces que nos obsesionan y nos hacen desperdiciar nuestras vidas, pero especialmente nos recuerda su presencia, lo tremendamente importantes que son determinadas personas para nosotros y como creemos que no podríamos vivir sin ellas.

Hay un concepto que se debe tener presente sobre la muerte y es aceptarla. Aceptar que muchas de nuestras personas más queridas morirán algún día, y otras sin esperárnoslo. Pero no sólo eso, cada día que vivimos algo muere en nosotros, vamos perdiendo progresivamente la fe ciega en muchas cosas, Mueren las amistades, mueren los amores, mueren las esperanzas y mueren los deseos, Mueren millones de cosas, día a día, poco a poco y muchas veces de forma imperceptible. De algún modo todas esas muertes nos transforman, nos vuelven más indiferentes, más cínicos ante todo.

A lo largo de la historia, podemos notar dos posturas frente a la proximidad de la muerte. Una de ellas es el rechazo al proceso de transición a la muerte, que es el sufrimiento; viendo en este paso un castigo. La segunda postura es una visión ligada a las creencias religiosas de diferentes partes del mundo, siendo la muerte no un castigo, sino un descanso.